La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de atacar sitios nucleares iraníes ha cambiado de forma drástica el rumbo del conflicto entre Israel e Irán. Para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, es una victoria política y estratégica: ha conseguido que Estados Unidos haga aquello que él impulsó durante años —utilizar su poderío militar para neutralizar la amenaza nuclear iraní— y ha dejado en claro que solo la munición estadounidense podía penetrar las defensas más reforzadas de Irán, como las de Fordo.
Según informaron fuentes cercanas a la Casa Blanca, la operación tuvo un solo objetivo: desactivar la capacidad nuclear iraní sin pretender un cambio de régimen. Por ahora, los estadounidenses buscan evitar que la situación escale a una guerra total. Sin embargo, la pregunta que mantiene en vilo a Oriente Medio es qué hará Irán en respuesta a este golpe.
Los posibles escenarios de la represalia iraní
Teherán ya ha advertido que cualquier participación directa de Washington en el conflicto traería consigo “daño irreparable”. Como ya ocurrió tras el asesinato del general Qasem Soleimani en 2020, es probable que la respuesta sea calculada y asimétrica. En lugar de una represalia directa a gran escala que provoque una nueva ofensiva estadounidense, Irán podría:
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Apuntar contra intereses y empresas de Estados Unidos en la región.
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Atacar bases o buques estadounidenses en el Golfo Pérsico.
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Reforzar el accionar de sus aliados —como los hutíes en Yemen o Hezbollah en el Líbano— contra objetivos israelíes o estadounidenses.
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Desestabilizar el mercado del petróleo mediante ataques a infraestructuras energéticas, disparando el precio del crudo.
¿Escalada o contención?
La Casa Blanca ha dejado claro que no pretende ir más allá del ataque a las instalaciones nucleares. Eso podría servir para que Irán modere su respuesta y elija una venganza simbólica antes que una confrontación directa que desate una guerra a gran escala.
No obstante, la historia reciente de la región y la retórica iraní sugieren que el régimen no dejará pasar la humillación sin actuar. Por eso, los próximos días serán clave para saber si este episodio es el principio del fin de las hostilidades o solo el arranque de una fase todavía más mortífera del conflicto.