Mar del Plata. Un grave accidente de tránsito registrado en la madrugada del 20 de junio en la intersección de Av. Fortunato de la Plaza y Talcahuano terminó con un joven de 18 años fallecido y otras seis personas heridas, todas con politraumatismos de distinta consideración.
Según informaron fuentes policiales a Radio 10 Mar del Plata, el hecho ocurrió pasada la medianoche, cuando personal del Comando de Patrullas acudió al lugar tras un llamado al 911. Al arribar, encontraron un Chevrolet Corsa Classic blanco en medio de la avenida, sin conductor, y dos motovehículos —una Honda Wave y una Zanella ZB— junto a varios jóvenes heridos.
Personal médico del SAME N° 3 y N° 4 trasladó a la guardia del HIGA a tres hombres y una mujer, todos con politraumatismos. Minutos más tarde, otras dos personas arribaron por sus propios medios al hospital: un joven con fractura en la pierna izquierda y otro con politraumatismo generalizado. Por su parte, al Hospital Privado de la Comunidad ingresó un tercer joven, de 19 años, con fractura lateral de cadera.
A través de las cámaras del COM, se pudo establecer que una caravana de motociclistas habría colisionado contra el Corsa Classic, lo que desencadenó el siniestro. Minutos después, el conductor del auto —un remisero de 24 años— regresó al lugar presentando politraumatismos y declarando que se retiró para resguardar su integridad, ya que fue abordado por una avalancha de personas que lo agredieron y le sustrajeron pertenencias y documentación.
Personal de Tránsito le labró infracciones por no contar con cédula verde, licencia de conducir ni seguro al momento del hecho. Por disposición de la fiscal de la UFIJE N° 11, Dra. Castella, en primera instancia no se adoptaron medidas procesales contra él. Sin embargo, a las 08:15 hs se confirmó el fallecimiento del joven de 18 años en el HIGA —identificado como Franco Agustín Maiorano— por lo que se notificó al conductor del Corsa por el delito de homicidio culposo.
Seis de los siete motociclistas involucrados no tenían registro de conducir
La investigación sumó nuevos datos que agravan el panorama: de los siete motociclistas que participaron de la caravana, seis no contaban con licencia para conducir, incluida la víctima fatal. Según fuentes judiciales consultadas por La Capital, Franco Maiorano nunca había intentado tramitar su licencia. Además, en redes sociales hay imágenes del joven conduciendo una moto de 250 cc que jamás podría haber manejado legalmente sin antes poseer una licencia para vehículos de menor porte.
Se estima que, en cada picada ilegal o caravana que recorre distintos puntos de la ciudad —como la avenida Antártida Argentina, Luro y Brasil, Punta Mogotes o la rotonda del Faro— participan entre 100 y 200 motociclistas que circulan sin casco, sin luces, realizando piruetas y willys. Por eso surge la pregunta: si entre los siete heridos solo uno estaba habilitado para conducir, ¿qué porcentaje del resto de los motociclistas que transitaban esa noche por Fortunato de la Plaza estaba en regla? La lógica sugiere que solo una minoría.
En ese marco, el fiscal Germán Vera Tapia, a cargo del caso, inició una causa por “homicidio culposo y lesiones”, pero decidió no imputar al conductor del remis, a quien considera víctima. Por las cámaras se comprobó que el chofer circulaba a velocidad permitida y en su carril, mientras que la “manada” de motos avanzaba sin luces, sin casco y de manera imprudente. “No podía esquivarlos, ni frenar. No pudo hacer nada”, remarcó el fiscal.
Tras el impacto, el remisero sufrió agresiones físicas por parte del grupo, que también le robó la billetera, la documentación, las llaves del auto y hasta las de su casa. Según informaron fuentes oficiales, desde la Municipalidad acompañaron a la víctima a través del programa de Asistencia a la Víctima y le cambiaron la cerradura del domicilio para garantizar su seguridad.
La fiscalía continúa esperando informes policiales para determinar qué motos participaban en la caravana y si tenían pedido de secuestro. Asimismo, busca establecer responsabilidades en una causa que, para algunos, coloca como verdadera víctima al remisero agredido y, para otros, al joven que perdió la vida.