Aunque los números de la macroeconomía empiezan a mostrar señales positivas, la realidad en los bolsillos sigue siendo otra. Los salarios formales siguen perdiendo contra la inflación. En abril, los sueldos crecieron menos que los precios y, en lo que va del año, ya acumulan una caída del 1,3% en términos reales.
Mientras el Gobierno celebra el superávit fiscal y una inflación que empieza a aflojar, los ingresos no logran recuperar terreno. Según el INDEC, los sueldos del sector privado registrado subieron 2,5% en abril y los del sector público apenas 2,3%, frente a una inflación del 2,8%.
La tendencia no es nueva. Desde la llegada de Javier Milei a la presidencia, los salarios vienen perdiendo poder de compra. Entre enero y abril de 2025, el ingreso real de los trabajadores formales cayó un 1,3%. En el sector privado, la baja fue del 1,7%. En el público, más leve: 0,2%.
Parte de esta caída se explica por la política salarial del Gobierno. En el primer cuatrimestre, la Casa Rosada endureció su postura frente a las paritarias. Desde Economía se ordenó a la Secretaría de Trabajo no homologar acuerdos con subas superiores al 1% mensual. Como compensación, se autorizaron sumas fijas, una opción que el Ministerio prefiere porque su impacto en los precios es más fácil de controlar.
El objetivo está claro: evitar que los aumentos de sueldo disparen otra vez la inflación. Con menos pesos circulando, la apuesta oficial es enfriar el consumo para frenar los precios. Pero el costo también está claro: el consumo acumula quince meses en baja, con una leve mejora recién en mayo.
Un informe de la consultora ACM amplía el panorama. Desde que asumió Milei, los salarios del sector privado cayeron 1,1% en términos reales. En el sector público, la pérdida supera el 15%, producto del ajuste aplicado a esa área.
A pesar del recorte, el Gobierno encontró un dato para sostener el discurso de recuperación. El índice general de salarios, que también incluye a trabajadores informales, subió 3,3% en abril. Pero ese número tiene una trampa: el dato informal se mide con un retraso de cinco meses, así que en realidad refleja lo que pasaba a fines de 2024, cuando la curva todavía era ascendente.
¿Y qué viene ahora? El segundo semestre sigue cargado de incertidumbre. Si la inflación sigue bajando, podría haber una mejora real de los salarios de entre 4% y 5% hacia fin de año. Pero hay un problema que empieza a pesar: el desempleo.
El índice de desocupación llegó al 7,7% al cierre del primer trimestre, un número que sorprendió incluso a los analistas más pesimistas. Las proyecciones hablaban de ese nivel recién para fin de año. Con este nuevo escenario, ya se están ajustando estimaciones y se espera un segundo semestre con más presión sobre el empleo.