Montenegro y la desidia en los barrios periféricos de Mar del Plata

Mientras el macrocentro de Mar del Plata luce iluminado y activo, “la otra ciudad”, aquella que habitan miles de vecinos lejos de las zonas céntricas, cuenta una historia distinta. Es la historia del abandono, las promesas que no se cumplen y los peligros diarios que enfrentan quienes dependen de servicios básicos que brillan por su ausencia.

El 8 de abril de 2024, el concejal Diego García presentó un proyecto al Ejecutivo municipal para reanudar la obra del Corredor Gandhi, iniciada en 2023 pero paralizada poco después. El pedido incluía también el mantenimiento de las garitas de transporte público ubicadas a lo largo de la calle Mahatma Gandhi.

 

Sin embargo, nueve meses después, la respuesta es la misma que reciben tantos vecinos de los barrios alejados: el silencio. Mientras tanto, las garitas se deterioran cada vez más, como muestra la imagen enviada por García, donde una estructura destrozada deja a la intemperie a quienes esperan el colectivo, exponiéndolos al viento, la lluvia y al riesgo que implica la posibilidad de un derrumbe.

¿Quién se hace cargo?

El concejal plantea un punto clave: si el mantenimiento de estas garitas está incluido en el pliego de transporte público, ¿por qué nadie toma cartas en el asunto? La falta de acción no solo evidencia desidia, sino también un posible incumplimiento de responsabilidades contractuales.

Esta situación no es un hecho aislado. Es un síntoma de un problema más profundo: el abandono sistemático de las zonas periféricas de Mar del Plata, donde los reclamos de los vecinos parecen perderse en el olvido.

Una obra que quedó en pausa

El Corredor Gandhi, pensado para mejorar la conectividad y la infraestructura en esta área, prometía un cambio significativo para los vecinos. Sin embargo, lo único que dejó hasta ahora son obras inconclusas y expectativas frustradas.

La otra cara de la ciudad

Mientras el Ejecutivo municipal se concentra en la vidriera del macrocentro, la realidad en los barrios más alejados muestra el contraste. Allí, el progreso no llega y las necesidades básicas se postergan indefinidamente.