Los símbolos en política no son casuales. La imagen, los colores, las frases que se repiten hasta convertirse en lemas forman parte de la construcción de liderazgo. En los últimos días, dos hechos pusieron en duda la originalidad de la narrativa de Javier Milei: el hallazgo de un video en el que el historiador anarquista Osvaldo Bayer pronuncia su famoso “¡Viva la libertad, carajo!” y la aparición de un afiche de campaña del presidente con un diseño casi idéntico al de una antigua pieza propagandística de Juan Domingo Perón.
El video en cuestión, emitido en 2017 por el canal Encuentro, muestra a Bayer pegando carteles con esa consigna en Buenos Aires y cerrando la escena con su grito característico. La frase, que Milei convirtió en una marca personal, estaba en boca de un referente del anarquismo que dedicó su vida a denunciar las injusticias del capitalismo.
Pero el reciclaje simbólico no se agota en el plano discursivo. La nueva imagen de campaña de Milei mantiene la misma estética que el histórico afiche de Perón: fondo celeste, una imagen en primer plano del líder y la inscripción “Vote por…” con una tipografía prácticamente idéntica. El mensaje implícito es evidente. Aunque el presidente insista en diferenciarse del peronismo y en presentarse como su mayor adversario, su estrategia de comunicación no duda en recurrir a los elementos visuales que construyeron el liderazgo del expresidente.
En ambos casos, el contraste es ineludible. La frase que identifica a Milei no es suya, y la imagen con la que busca consolidar su figura es una réplica de aquello que dice combatir. En política, las apropiaciones simbólicas son moneda corriente, pero cuando la contradicción es tan evidente, el riesgo es que el relato empiece a resquebrajarse.
VOTE POR MILEI VOTANDO SUS CANDIDATOS. pic.twitter.com/QkySjyWA5k
— El Trumpista (@ElTrumpista) March 30, 2025