El presidente de la controvertida organización Gaza Humanitarian Foundation (GHF), respaldada por Estados Unidos e Israel, defendió su trabajo humanitario en Gaza luego de que se reportaran múltiples muertes de civiles palestinos en las inmediaciones de los sitios de entrega de ayuda.
Johnnie Moore, titular de la GHF, declaró a la BBC World Service que no niega que haya habido víctimas, pero cuestionó que “el 100% de esas bajas se atribuya a la proximidad de los centros de distribución de la GHF”, afirmando que eso “no es cierto”. También acusó a organismos internacionales como la ONU de difundir datos que “no pueden verificar”.
Desde su puesta en marcha a fines de mayo, el programa de GHF ha sido blanco de duras críticas por parte de agencias de la ONU y organizaciones humanitarias, que lo califican como “inherentemente inseguro”. El propio secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió el viernes:
“Cualquier operación que canalice a civiles desesperados hacia zonas militarizadas es inherentemente peligrosa. Buscar comida no puede convertirse en una sentencia de muerte”.
La situación en terreno es dramática. Según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, más de 500 palestinos han muerto y otros 4.000 han resultado heridos intentando acceder a la ayuda desde que GHF asumió la distribución. Particularmente trágicos fueron los hechos del 1 y 3 de junio, en los que decenas de personas murieron, generando repudio internacional.
Testimonios de testigos y médicos locales relatan que fuerzas israelíes abrieron fuego contra multitudes cerca de los centros de ayuda. Incluso el diario israelí Haaretz publicó el viernes declaraciones anónimas de soldados del IDF que aseguran haber recibido órdenes de disparar contra civiles desarmados para dispersarlos.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, desmintió tajantemente esa versión, calificándola de “calumnias maliciosas”. Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) aseguraron a la BBC que “no se ha instruido a las tropas para disparar deliberadamente contra civiles” y prometieron mejorar su respuesta operativa en las zonas de distribución, incluyendo nuevas rutas, señalización y cercos de seguridad.
Moore, en tanto, fue más allá al afirmar que “todas las muertes se están atribuyendo al IDF, y hasta donde podemos verificar, eso tampoco es cierto”. También sugirió que antes de su intervención, “la mayoría de los camiones de ayuda de la ONU eran secuestrados a punta de pistola”, acusación que el organismo internacional niega categóricamente por falta de evidencia.
En medio de una crisis humanitaria de proporciones catastróficas, con Gaza al borde de la hambruna según expertos, el debate se intensifica. Si bien Moore admitió que el operativo es “insuficiente”, subrayó que la GHF ha distribuido cerca de 50 millones de comidas desde mayo, aunque esto representa menos de una comida diaria por persona en el enclave. Aun así, expresó su deseo de cooperar con organizaciones como la ONU para escalar la asistencia.
“El objetivo es claro: solo queremos alimentar a los gazatíes”, concluyó Moore.
El jueves pasado, el Departamento de Estado de EE.UU. anunció un aporte de 30 millones de dólares para la GHF, su primera contribución directa al grupo.
Este operativo de asistencia se enmarca en el conflicto desatado tras el ataque de Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023, que dejó 1.200 muertos y 251 secuestrados. En respuesta, Israel lanzó una ofensiva militar en Gaza que ya habría dejado más de 56.000 muertos, según cifras del Ministerio de Salud del enclave, también controlado por Hamas.
