El asado, uno de los íconos más representativos de nuestra cultura, se ha convertido en un lujo inaccesible para los habitantes de la Patagonia. Con un precio que supera los 22.000 pesos por kilo, el asado argentino enfrenta un desplome de su consumo, mientras los números rojos del mercado de la carne no dejan de crecer. Ante este escenario, la Argentina podría estar a las puertas de una medida inédita: importar carne vacuna de Brasil.
Lo que hasta hace poco parecía impensable, hoy se ha convertido en una necesidad económica. El kilo de carne brasileña cuesta solo 9.000 pesos, lo que implica una diferencia de 13.000 pesos con el valor del asado local. Y mientras el gobierno intenta mantener un control sobre los precios de algunos productos, lo cierto es que la carne nacional, producto emblemático de nuestra economía, se ha convertido en la más cara del Mercosur.
Este fenómeno no es nuevo en la región. La importación de productos como cerdo y pollo desde Brasil ha sido una constante en los últimos años. Pero la carne vacuna nunca había sido parte de esa ecuación, hasta ahora. Con la devaluación del peso y la caída del poder adquisitivo de los argentinos, la opción de traer carne desde el país vecino no solo parece atractiva, sino casi inevitable.
En este contexto, los supermercados de la Patagonia serían los primeros en ofrecer asado brasileño a sus clientes, según lo publicado por IProfesional. La medida, que podría extenderse a otras zonas del país, refleja el colapso de un modelo económico que, bajo el mandato de Javier Milei y su gabinete, sigue sin ofrecer respuestas eficaces para paliar las graves desigualdades que afectan a los sectores más vulnerables.
Mientras tanto, en el AMBA, la situación es algo diferente. Si bien el precio de la carne también ha aumentado, el kilo se encuentra a menos de la mitad de lo que se paga en la Patagonia: alrededor de 10.000 pesos. Un contraste que demuestra, una vez más, las desigualdades dentro del propio territorio argentino, donde el acceso a un alimento básico como el asado depende no solo de los salarios, sino también de la ubicación geográfica.
La crisis de la carne vacuna en la Patagonia es una consecuencia más del colapso económico que atraviesa el país. En un contexto de inflación desbordada y una moneda nacional cada vez más débil, los argentinos se ven obligados a recurrir a medidas desesperadas para garantizar su sustento. La importación de carne brasileña podría ser una solución parcial a corto plazo, pero no resuelve las raíces de un problema mucho más profundo: la decadencia de un modelo económico que está dejando a millones de personas al borde de la pobreza.