Cinco periodistas de Al Jazeera, entre ellos el reconocido corresponsal Anas al-Sharif, murieron en un ataque aéreo israelí contra una carpa de prensa ubicada en la entrada principal del hospital Al-Shifa, en Ciudad de Gaza.
La cadena calificó el hecho como una “asesinato selectivo” y “un ataque premeditado contra la libertad de prensa”.
Según la emisora, el grupo estaba compuesto por Sharif, el también corresponsal Mohammed Qreiqeh y los camarógrafos Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y Moamen Aliwa. Testigos aseguraron que no se encontraban en una zona de combate, sino cubriendo desde el hospital.
El Ejército israelí (IDF) confirmó que el objetivo era Sharif, a quien acusó de ser “líder de una célula terrorista de Hamás” y de participar en ataques con cohetes, alegando contar con documentos que prueban su militancia en 2019. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) respondió que Israel no presentó pruebas concluyentes y denunció un patrón de señalamientos sin sustento tras muertes de reporteros palestinos.
Al Jazeera, la ONU y organizaciones internacionales ya habían advertido semanas atrás que la vida de Sharif corría peligro. Irene Khan, relatora de la ONU para la libertad de expresión, calificó las acusaciones de “no fundamentadas” y de “ataque flagrante contra periodistas”.
Con estas muertes, suman al menos 186 periodistas fallecidos desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023, según el CPJ. Para los reporteros que aún trabajan en Gaza, el panorama es crítico: además de los bombardeos, enfrentan la amenaza de hambre extrema por la escasez de alimentos y las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria
