La planta láctea La Suipachense, del grupo Maralac, atraviesa un conflicto que mantiene paralizada su producción tras el despido de nueve trabajadores afiliados a ATILRA. La empresa acusa a los empleados de haber participado en actos de violencia dentro de la planta, incluyendo amenazas a directivos, retención de gerentes y ocupación de oficinas administrativas.
Por su parte, ATILRA desmiente estas acusaciones y sostiene que los despidos están vinculados al reclamo por salarios atrasados, especialmente los de julio. Según el gremio, los trabajadores despedidos habían gestionado el depósito de haberes en sus cuentas en medio de tensiones con la empresa.
En respuesta, el sindicato lanzó un plan de lucha que incluye paros, bloqueos en los accesos a la planta y una marcha en la localidad de Suipacha, con el apoyo de vecinos, autoridades locales y referentes políticos. Esto mantiene a la empresa sin procesar leche ni recibir materias primas, afectando su operatividad.
El conflicto impacta de manera directa en la economía de Suipacha, ciudad bonaerense de unos 12.000 habitantes, donde la firma es uno de los principales empleadores. En su mejor etapa, La Suipachense procesaba 250.000 litros de leche diarios, pero la producción se redujo progresivamente a 180.000, luego a 40.000 y finalmente a cero.
El panorama financiero de la compañía también preocupa: acumula deudas salariales de al menos dos meses, obligaciones millonarias con proveedores y más de 500 cheques rechazados. Ante esta situación, ATILRA solicita la intervención del Ministerio de Trabajo para dictar una conciliación obligatoria, mientras la incertidumbre sobre el futuro de la planta y de las familias que dependen de ella continúa creciendo.
