Había sido condenado a prisión perpetua por apuñalar brutalmente a dos jóvenes en una plaza del barrio porteño de La Boca. Hoy, seis años después, fue dado de alta de una clínica psiquiátrica y reside en libertad en el sudeste cordobés.
Mariano Bonetto, el hombre que en 2016 asesinó a puñaladas a dos adolescentes en la Ciudad de Buenos Aires, fue dado de alta de una clínica psiquiátrica y ya transita libremente por las calles de Laborde, una localidad del sudeste de la provincia de Córdoba. Su presencia genera estupor y preocupación entre los vecinos, además del profundo dolor e impotencia de los familiares de las víctimas.
El brutal crimen ocurrió el 11 de octubre de 2016 en el Parque Irala, a pocas cuadras del estadio de Boca Juniors, donde Nuria Cuoto (18) y Natalia Grenbenshicova (15) compartían una tarde junto a amigos, celebrando un cumpleaños. Sin mediar provocación, Bonetto —veterinario de profesión— se abalanzó sobre ellas con una navaja: apuñaló a Nuria 17 veces y a Natalia, cuatro.
El caso conmovió al país y fue juzgado en 2018 por el Tribunal Oral en lo Criminal N°22 de la Ciudad de Buenos Aires, que lo condenó a prisión perpetua. Sin embargo, en 2022, la Cámara Nacional de Casación Penal revocó el fallo al declararlo inimputable, por considerar que Bonetto no comprendía la criminalidad de sus actos al momento del ataque. Fue internado en el Hospital Borda y luego trasladado a una clínica psiquiátrica en San Francisco, Córdoba, de donde fue dado de alta recientemente.
“Seleccionó los medios, la víctima y la huida”
Uno de los jueces que lo condenó en primera instancia, Ángel Nardiello, expresó su indignación en declaraciones a Todo Noticias (TN): “Esto es producto de la Ley de Salud Mental que lleva 15 años vigente. Bajo el pretexto de evitar internaciones permanentes, se lograron este tipo de desajustes”.
Según explicó, la decisión sobre si una persona puede ser externada o representa un riesgo queda en manos del fuero civil, con el acompañamiento de equipos interdisciplinarios. Nardiello recordó, además, un dato estremecedor: “Un día antes, Bonetto le había dicho a una joven que iba a hacer un desastre. Ella fue testigo en el juicio y me dijo: ‘De la que me salvé’. Él salió de la casa de ella y fue directamente a la plaza”.
El argumento de la Cámara para revocar la condena se basó en un informe que indicaba que el acusado padecía un “cuadro psicótico compatible con síndrome delirante crónico”, y que al momento del crimen no podía comprender “las características del acto y la dirección de sus acciones”.
Un pueblo en alerta
Desde hace algunas semanas, Bonetto vive en el pueblo cordobés de Laborde, donde fue visto en la vía pública. La viralización de imágenes que lo muestran caminando con total normalidad reavivó el dolor de las familias de las víctimas, que se enteraron de la noticia por los medios.
Las redes sociales se colmaron de mensajes de repudio y de llamados a la reflexión sobre los límites del sistema judicial y la ley de salud mental vigente. “¿Quién responde ahora por la seguridad de todos?”, se preguntan algunos vecinos del lugar.
El caso reabre el debate sobre la responsabilidad penal de los homicidas con patologías psiquiátricas y los controles sobre quienes reciben el alta de clínicas especializadas.
“Bonetto seleccionó los medios, la víctima y la huida. Esto no fue un brote. Fue una decisión”, insistió Nardiello, visiblemente consternado.