Unos 90 integrantes del pueblo Munduruku realizaron una protesta pacífica que paralizó durante una hora la entrada principal del predio. Exigen frenar proyectos que afectan a territorios indígenas y más presencia en las negociaciones climáticas.
La mañana del viernes comenzó tensa en Belém. Cerca de 90 integrantes del pueblo Munduruku bloquearon el acceso principal a la sede de la COP30, impidiendo el ingreso de negociadores y participantes acreditados durante aproximadamente una hora. Según informaron medios locales, incluso se pidió apoyo del ejército para reforzar la seguridad.
Los manifestantes, provenientes de comunidades ubicadas en las cuencas de los ríos Tapajós y Xingu, reclamaron al gobierno brasileño que frene proyectos que —según denuncian— afectan de manera directa a los territorios indígenas. También exigieron el fin de las actividades extractivas dentro de sus áreas tradicionales.
Reclamos con respaldo institucional
La directora ejecutiva de la COP30, Ana Toni, consideró “legítimas” las protestas y explicó que los reclamos estaban vinculados a políticas nacionales. Por ese motivo, los delegados indígenas fueron invitados a reunirse con la ministra de Asuntos Indígenas, Sônia Guajajara, y la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva.
Toni subrayó que esta edición de la conferencia muestra un nivel récord de participación indígena: más de 900 acreditados, frente a los 300 que asistieron el año pasado en Bakú, Azerbaiyán.
“Necesitamos más voces en estos espacios”
Amanda, joven representante del pueblo Pankararu, destacó en diálogo con Noticias ONU que la COP30 se convirtió en un escenario donde los temas indígenas ganaron mayor visibilidad, especialmente en relación con su rol en la protección de los biomas.
“Necesitamos que más personas de nuestra comunidad estén aquí. Reivindicamos el derecho a la tierra y a la vida. Somos quienes sostenemos la barrera protectora de los territorios, por eso queremos que se nos escuche”, expresó.
Compromiso renovado y críticas a políticas climáticas
Líderes de diversos pueblos revisaron una declaración conjunta donde reforzaron su compromiso frente a la crisis climática. Emiliano Medina, joven indígena chileno, señaló que las protestas son una herramienta válida para visibilizar deficiencias y alertar sobre políticas que afectan a las comunidades.
También recordó que manifestaciones similares se repiten en distintas regiones del mundo donde el impacto del cambio climático se siente con crudeza.
El sentido de una COP en la Amazonía
En un encuentro con periodistas, Ana Toni remarcó que Brasil mantiene una “democracia sólida” que permite expresiones de protesta dentro y fuera del evento. Y subrayó el sentido político de realizar la conferencia en Belém.
“La decisión de traer la COP a la Amazonía fue justamente para garantizar una participación amplia de los pueblos indígenas. Esto no habría sido posible en ciudades como Río de Janeiro, São Paulo o Brasilia”, afirmó.
La funcionaria anticipó que podrían registrarse nuevas manifestaciones durante la cumbre y consideró que “el propósito de realizar una COP en la Amazonía es precisamente escuchar estas voces”.










