En medio de una profunda crisis social y económica, el gobierno de Javier Milei parece encontrar en las Fuerzas Armadas una respuesta a problemas estructurales que él mismo contribuyó a profundizar. Este miércoles, el vocero presidencial Manuel Adorni anunció la ampliación del Servicio Militar Voluntario, una medida coordinada por los ministerios de Defensa y Capital Humano, bajo el argumento de “inculcar en los jóvenes argentinos los altos valores que siempre caracterizaron a las fuerzas armadas: esfuerzo y valor”.
Según Adorni, el programa estará dirigido a jóvenes de entre 18 y 28 años —ampliando así la franja etaria original que iba de 18 a 24— y ofrecerá capacitación en oficios como cocina, mecánica o tareas de vigilancia. También se sumarán más semanas de instrucción militar y preparación ante catástrofes naturales.
Lo que el gobierno presenta como una oportunidad de formación laboral para los jóvenes, no deja de ser una respuesta cuestionable y limitada frente a la creciente desocupación juvenil, la falta de acceso a la educación superior y la eliminación de programas sociales y educativos. En vez de invertir en universidades, escuelas técnicas o políticas públicas inclusivas, el gobierno apuesta a canalizar la desesperación de miles de jóvenes a través de un sistema militarizado.
Cabe recordar que a principios de año, los ministros Luis Petri y Sandra Pettovello ya habían anticipado este giro con un plan para “modernizar” el Servicio Militar Voluntario, combinando “educación, capacitación y funciones tácticas”. Hoy, esa visión se concreta con mayor firmeza: jóvenes empobrecidos a los que se les cierran las puertas del futuro, empujados a alistarse por un sueldo básico, obra social y la promesa de adquirir disciplina.
Desde el Ministerio de Defensa incluso se destacan beneficios como aportes jubilatorios, asistencia sanitaria y “clima de camaradería”. Un eufemismo que intenta maquillar una estrategia de contención social de bajo costo, que no resuelve las causas del desempleo ni del deterioro educativo.
Mientras el Gobierno desmantela programas científicos, elimina subsidios, recorta becas y empuja a miles de familias a la pobreza, ahora pretende que el Ejército se convierta en el nuevo horizonte laboral de los jóvenes argentinos.