Una mutación de la gripe A volvió a sacudir el escenario epidemiológico internacional. Se trata del subclado H3N2 K, una versión que irrumpió antes de tiempo y desplazó rápidamente a otras cepas, con un crecimiento de casos que tomó por sorpresa a autoridades sanitarias y hospitales en Europa, Estados Unidos y distintas regiones del hemisferio norte.
Lo que más preocupa a los especialistas es su capacidad de transmisión en ambientes cerrados y la menor protección que ofrecen las vacunas formuladas para temporadas previas. El impacto se siente sobre todo en chicos, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas, que son quienes más suelen requerir internación.
En Estados Unidos, esta variante ya domina la escena epidemiológica. Europa transita una temporada adelantada entre tres y seis semanas, lo que elevó de forma abrupta la demanda en guardias y centros de atención primaria. El caso más crítico se registra en el Reino Unido: un solo día alcanzó 69 ingresos a cuidados intensivos, cifra que obligó a cerrar escuelas y activar planes de emergencia para descomprimir hospitales.
Los expertos coinciden en que las medidas preventivas siguen siendo el eje para contener la ola de contagios. La vacunación —aun con una protección parcial— reduce las formas graves. También recomiendan reforzar la ventilación de los ambientes, evitar aglomeraciones en espacios cerrados y mantener hábitos básicos de higiene. Frente a síntomas como fiebre, tos persistente o dificultad para respirar, la indicación es consultar sin demora. Si la persona está enferma, quedarse en casa y usar barbijo ayuda a cortar la circulación del virus y proteger a quienes pueden desarrollar complicaciones.
