Con hoteles cerrados y servicios al mínimo, Mar del Plata enfrenta una de las peores temporadas invernales de los últimos años. Durante el receso de julio, la ocupación hotelera rondó apenas entre el 30 y el 35%, muy lejos del 75% que solía ser habitual en esta época.
La situación encendió alarmas en todo el sector turístico. Muchos hoteles de dos y tres estrellas directamente optaron por no abrir. Otros lo hicieron con servicios recortados, poco personal y ajustes en todos los frentes para tratar de sostenerse.
Miguel Martínez Allué, dueño de la cadena La Fonte D’Oro, no anduvo con rodeos: “No vino casi nadie. Esta temporada fue muy atípica”, dijo en una entrevista con medios locales. En todo el receso, su hotel no pasó del 35% de ocupación.
A nivel nacional, la primera semana de vacaciones marcó un promedio de ocupación del 46%, pero los números cayeron aún más en la segunda. Las razones, según empresarios del sector, son claras: menos turismo interno, más viajes al exterior, inflación y consumo familiar en caída.
El golpe económico se siente todos los días. Según datos del sector, se pierden más de 10 empleos diarios en hotelería y gastronomía. Lo que antes era una temporada que ayudaba a equilibrar las cuentas, hoy se convirtió en un dolor de cabeza.